viernes, 22 de enero de 2010
jueves, 21 de enero de 2010
OLDBOY de Park Chan-Wook
Pues fíjate, Blake, que a mí Oldboy me ha parecido una película excepcional, sublime, estéticamente irreverente y argumentalmente redonda. Aquí está, en Cine 10, y ha entrado por la puerta grande, por la sencillísima razón de que me ha cogido ese pellizco en las tripas del que siempre hablamos. ¿Cómo pude ver la tercera parte de la trilogía antes, Sympathy for lady Vengeance? Es un truño. De hecho bien parece la antecesora de Oldboy, su versión experimental, donde tanto artificio artístico y estético vaga sin rumbo. En Oldboy, sin embargo, todo tiene sentido, todo tiene color. El comienzo es un puñetazo a los sentidos, y en ningún momento te abandonará ese estado semiconsciente de alerta, hasta los compases finales. Está dotada de un lirismo transgresor que rompe los códigos del cine anterior, o los copia y los mezcla sabiamente, o los modula desde el genio del artista. En esos diálogos profundos y solemnes no sobra ni falta una coma, todo cobra sentido en algún momento. Nada se queda en el camino. La música nos lleva en volandas, absolutamente magistral. Los personajes nos transmiten una vitalidad condenada al sacrificio, en una interpretación mayúscula de muchos de ellos, y absolutamente desgarradora de su protagonista, Choi Min-Sik. Park Chan-Wook nos cuenta una historia a través de una cámara coqueta, incisiva y valiente. Cine 10, cine memorable, cine de genio.
Y ahora dime: no la has visto, ¿verdad?
EL OCASO DEL SAMURÁI (Tasogare Seibei), Yôji Yamada, 2002.
by manhattan71Después de ver Tasogare Seibei, de lamer mis heridas y reponerme de la desazón, me voy de cabeza al diccionario. Un concepto me da vueltas y me marea. Lo he usado antes, en otros contextos, pero quiero que el DRAE lo sitúe en el mismo centro de la historia del samurái Seibei. Necesito encontrar su sentido exacto en el filme. Contención: Acción y efecto de contener. Sujetar el movimiento de un cuerpo. Por ejemplo, nos dice, un muro de contención. Lo tengo. Ahora no me quedan dudas. Contención es, por extensión (así lo quiero yo), sujetar el movimiento desenfrenado de música, escenografía, diálogos, actitud sobredotada en el cine. Caos. Artificio. Y por este motivo puedo afirmar que El ocaso del Samurái es contención. Lo es en las formas. Lo es en el fondo. En la luz y en los sentimientos de los personajes, en su expresion y su relacion con el mundo. Es contención que nos sosiega, es el freno en el sentir vacuo y superficial. Es contención en la banda sonora que aparece y desaparece furtiva. En una historia sólida, compacta, sencilla. Hay contención en momentos únicos de una extraordinaria belleza que llega sólo a través de esa sencillez, su mayor virtud.
No hay nada exótico en Tasogare Seibei, ni su tratamiento ni en lo que representa. Es incluso muy occidental pese a estar en las antípodas de nuestro cine, de nuestra sensibilidad, porque retrata mucho mejor lo que somos, mejor incluso que nosotros mismos. Lo que es el hombre, lo que añora, lo que desea. Tasogare Seibei es el misterio de nuestro mundo: the unsaid words, lo que no se dice. Es un duelo a muerte, el más intrigante y emotivo que he visto. Es una historia de amor contenido. Es contención, y sin embargo, todo está ahí, parece que no aflora, quizás se piense que los personajes no respiran, no sienten porque no expresan, porque todo fluye hacia adentro, todo contenido en un recipiente menor. Y sin embargo...
Contención.
Contención en las lágrimas de ella.
Lágrimas que yo no pude contener.
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